viernes, 9 de abril de 2010

La foto

Si has llegado hasta esta página de casualidad y no sabes de que va te recomiendo que empieces por el principio.



8 de abril
París 15:45

Llevábamos todo el día caminando. Después de visitar Montmartre, habíamos bajado en metro hasta el Arco del Triunfo y desde ahí por los Champs Elysees hasta el Grand Palais y el Petit Palais.

Por fin nos estaba acompañando el buen tiempo. Después de 2 días nublados, había salido el sol. La temperatura era muy agradable y las pocas nubes que había no lograban tapar el sol.

Era nuestro primer viaje juntos, aunque para Paula no era la primera vez en París. Y menos mal que ella sabe algo de francés, porque los parisinos no es que sean muy amables si no les hablas en su idioma.

El puente de Alexander III es, sin lugar a dudas, el único que vale la pena de todos los que cruzan el Senna. Las bellas estatuas doradas que culminan las columnas de entrada y la combinación de negro y oro en el resto de ornamentación hacen de éste un puente realmente bonito. A la derecha, la torre Eiffel. A la izquierda, el Louvre, el Orsay y la Ille de la Citè. Al otro lado del puente, el imponente edificio de les Invalides.

Nos hicimos un par de fotos.

Que se vea la torre Eiffel. Y en esta, la placa con el nombre del puente.

- Venga va, o no nos dará tiempo de ver el Louvre. - dijo Paula

- Espera cariño, espera.

Aún no nos podíamos ir, porque estaba pasando algo. Algo extraño. Bonito. El tipo de cosas que te hacen esbozar una sonrisa y no sabes porqué pero te hacen sentir mucho mejor.

Allí estaban ellos. Eran una pareja joven, no debían tener más de 25 o 26 años. Él, alto y pelirrojo. Ella, morena y de piel clara. No sé si era un reencuentro o una despedida, lo que estaba claro es que para ellos el tiempo se había detenido y estaban solos en el universo.
No hablaban, susurraban. No se tocaban, se acariciaban. Casi no se miraban, no les hacía falta, sabían perfectamente como era la cara, las manos, el cuerpo del otro.

No me pude resistir, me salió el punto vouyer que todos tenemos. Tuve que quedarme a mirarlos.

Se miraban, se besaban. Para ellos no había ni nadie, ni nada en ese puente. En ese momento.

Paula se me acercó.

- Desde cuando no me besas así. - dijo

Le sonreí, la abracé y le di un beso en la frente.

- ¿A que es bonito? - le dije. - Es como un cuadro, como una escultura. Como esa que tanto te gusta.

- ¿La de Amor y Psique?

- Sí, esa.

- Voy a hacerles una foto.

- No seas cafre, que te van a ver.

- No te preocupes mujer, que no se van a enterar.

No soy un gran fotógrafo, pero me gusta hacer fotos originales. Entre mis fotos nunca verás una aguantando la torre de Pissa o sosteniendo en la palma de la mano una de la pirámides de Giza. Prefiero hacérselas a una estatua en la que nadie se fija, pero que en ese momento, para mí, tiene algo especial.

Puse la cámara a la altura del pecho. Apunté y apreté el disparador sin mirarles. La luz era perfecta, el encuadre no estaba mal para haberla hecho sin mirar. Pero lo mejor eran ellos. En ese momento tenían la frente apoyada en la del otro. No se miraban, sólo sentían. Parecía que estuviesen posando, porque era una foto de concurso. Ese tipo de fotos que al cabo de años todos recuerdan.

Ahora sí, ya nos podíamos ir. Ya tenía la foto.



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3 comentarios:

  1. Go on!! Me encantan estas cosas, así que por aquí tienes un fan!

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  2. Fdo.
    Anónimo con barbas y futuro poseedor de una mariscada ;)

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  3. Plácido, aún faltan 2 meses y medio para eso. Aún puedes caer :P

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