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11 de abril
Barcelona 05:15
- Cariño, cariño, ¿estás bien?
La voz de Paula me llegaba desde muy lejos, como si me encontrase en el interior de un pozo muy profundo.
- Cariño...
- ¿Qué ha pasado? - fue lo único que fui capaz de decir. Me dolía todo el cuerpo pero especialmente los brazos y las piernas.
Estaba en el suelo, con Paula a mi lado y 4 hombres vestidos de negro rodeándonos. Todos iban armados. Otro de ellos estaba apoyado contra la pared, sangraba por la nariz.
Uno de ellos empezó a hablar. No era mucho mayor que los demás pero se notaba que era el que daba las órdenes.
- Sabíamos de sus conocimientos de artes marciales señor López, pero no esperábamos que fuese capaz de dejar fuera de combate a un agente de la Interpol. Enhorabuena. - sonrió con displicencia.
- ¿De la Interpol? ¿Pero de qué coño va todo esto? - Me intenté incorporar pero me fallaban las fuerzas.
- Tranquilícese ...
- Cómo quiere que me tranquilice si me acaban de freir como a una mosca, me cago en...
- No hay tiempo para explicaciones, por favor, vístanse y acompáñennos.
- No pienso ir a ningún sitio, pero que coño os habéis creído.
- Le repito que no hay tiempo para explicaciones, por favor, no nos obligue a usar la fuerza.
- No te jode, será que no la habéis usado ya.
- Tenemos que irnos. Señor Schwart, por favor, ayude a levantarse al señor López.
Cuando el gigante rubio se acercó a mí me quedó claro que no se andaban con bromas. Sus casi 2 metros impresionaban, pero el que me levantase del suelo usando una sola mano me advirtió que no era rival para él.
No era momento de discutir.
- Tendrán que dar muchas explicaciones... - refunfuñé.
- En su momento señor López, todo en su momento.
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jueves, 15 de abril de 2010
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